La Girona romana Gerunda, fundada a principios del siglo I aC, es un excelente ejemplo de lo que era una ciudad romana provincial.
El año 77 aC Pompeyo edificó un oppidum (plaza fuerte amurallada) sobre la Vía Heraclea (futura Vía Augusta). La existencia de Girona en esta ruta está documentada en uno de los cuatro vasos de plata llamados Apolinares encontrados en Vicarello (Lacio, Italia), en el que figuran todas las mansiones o paradas del camino entre Gades (Cádiz) y Roma.
De esta forma, la Girona romana se erigió como un baluarte defensivo en su entrada por la Vía Augusta a Hispania y construyó un importante centro en la región con la articulación de un campamento romano alrededor de la urbis gerundense. En suma formaban la Civitas de Gerunda.
Uno de los rasgos que define mejor la civilización romana es la costumbre del baño caliente, un hábito que se detecta desde la época baixrepublicana y que se perfeccionará a partir del siglo I aC con la invención del hipocausto y las concamerationes (paredes dobles), que conducían el aire caliente y que hicieron posible calentar espacios inmensos como las termas mayores concebidas, las termas de Caracalla en Roma 216 dC.